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lunes, 6 de mayo de 2013

El Complejo de Holmes



En estos momentos estamos traspuestos por dos series que tratan sobre Sherlock Holmes, pero desde diferentes visiones. Sherlock de la BBC por un lado más compleja en producción y un poco más débil en argumento - lo que puede ser fácilmente una ilusión por la corta duración de las temporadas-  y  por otro lado Elementary de la CBS que tiene menos producción técnica,  pero que presenta una historia mucho más turbia que tardará más en desarrollarse, esto último por la típica interfaz de las series gringas que sirve para alargar las temporadas y darles más plasticidad. Esto, sumado a la popularidad de las películas de Sherlock Holmes  del director Guy Ritchie  se ha hecho que Sherlock Holmes se haya metido en este mundillo y nos ha empapado con la genialidad del personaje del gran Mister Doyle.

Sin embargo, no quiero hablar sobre las películas ni las series de Sherlock, quiero hablar  del efecto que éstas tienen en la gente que las ve. Esto surge de la conversación con un buen amigo quien luego de haber visto la serie de la BBC me dijo que sin ver Elementary -  y viendo sólo el tráiler -  me podía decir con total efectividad que ésta tenía un mal guión. Por lo cual no la vería.

Mi amigo estaba siendo realmente arrogante. Un poder de inducción tal  solamente sería posible en el gran Holmes. El poder llevar lo particular a lo general con tal elegancia y sofisticación no es un don de los simples mortales. Lo que me llevó a pensar ¿de dónde viene tal arrogancia y fatuidad?

Mi respuesta a la pregunta es El Complejo de Holmes (patente pendiente).  Este complejo es padecido por la gente que ve a Sherlock Holmes en cualquiera de sus modalidades y queda tan atrapado en la genialidad del personaje que desean tenerla. Por lo que se empieza a practicar el método de la deducción, llamado así por el propio Sherlock.
El complejo es también aplicable a los médicos y trabajadores de la salud que luego de ver House pretendían  encontrar lupus en cada uno de sus pacientes con la misma genialidad del médico del Princeton, y cabe recalcar en este punto que House obviamente está inspirado en Sherlock, como muchos otros personajes, al final estos compadres empiezan a ver cebras en todos lados.

Los que padecen el Complejo de Sherlock se dejan llevar por la magia de las deducciones. Observan de manera casi psicótica a las personas en las filas de los bancos, en las micros, en los supermercados, y tratan de adivinar la mayor cantidad de datos posibles: en donde trabajan por los zapatos, si están divorciados por la marca del anillo, si han tenido sexo por la forma de caminar, si esa mujer en realidad es hombre por la manzana de Adán, entre otras cosas.

Lo malo de estas deducciones es que [casi] nunca se puede saber si son correctas o incorrectas, ya que es un poco complicado acercarse a una persona y decirle que trabaja en la construcción porque tiene puestos zapatos de seguridad y por las marcas de concreto seco en la basta de su pantalón; o que está casado pero que lleva el anillo colgando en el cuello porque el trabajo manual le ha hinchado los dedos y ya no es de tu talla y también porque se ve una cadena de metal gruesa por el costado de la camisa. No hay que ser un genio de la deducción para acertar que las probabilidades de recibir un combo directamente en el hocico son muy altas si uno anda así por la vida.

Gracias al instinto natural de uno a evitar la mayor cantidad de combos en lo’cico uno se queda callado y sólo se queda con la ilusión de haber acertado y decirnos a nosotros mismos que tenemos razón. Creemos que tenemos las mismas capacidades de Sherlock Holmes de deducir la vida de la gente por sus apariencias. Un prejuicio para nada peyorativo dañino, un prejuicio sin juicio de valor, tenemos esta percepción de la gente por cuestiones fácticas, no valóricas ni morales. Esta es una genialidad si se compara con el prejuicio malintencionado e ignorante en el que caemos más seguido de lo que creemos.

En tanto a la identificación de las víctimas de este complejo no creo que sea muy difícil identificarlas. Si de una capacidad de deducción extraordinaria es de la que se trata, es cosa de que ellos mismos se auto-diagnostiquen. Yo me miré al espejo una vez y pude descubrir el complejo de punta a cabo.