Un blog que no es serio, y que no aporta absolutamente nada al desarrollo intelectual contemporáneo.

viernes, 27 de diciembre de 2013

¿Qué celebrar este fin de año?




Todos los fines de años son iguales, en la tele dan reportaje tras reportaje de dónde comprar, cómo comprar, qué comprar y un millón de métodos y fórmulas para tener unas buenas fiestas de fin de año con tal o cual presupuesto; nutricionistas diciendo cuántas calorías tiene el pan de pascua, la cola de mono, el pavo, y las medidas perfectas de su consumo para mantener la línea, y en su defecto, cómo bajar lo consumido en las cenas y los ágapes que se dan en las diferentes circunstancias, que la pega, que la fiesta de los niños, que la familia de los abuelos, la familia de los otros abuelos, el asado con los amigos, etc., etc.; después sale la SEREMI de Salud -por primera vez en todo el año- clausurando y confiscando juguetes en las ferias de Santiago (aquellas que no quedan en los malls) frente a una rueda de prensa que se cocina a temperatura media dentro de trajes y corbatas, para hacer notar que de verdad están preocupados de la salud de los chilenos y que por favor compren en otros lugares, en los lugares que financian las campañas, y más allá el presidente de la república entrega regalos con pinzas a los hijos a cambio de puntos en las encuestas y la primera dama pide al nonato niño Jesús que no se mande algún chascarro este año; los matinales hacen reportajes sobre los precios, las rebajas, y el juguete de moda al cual nunca le achuntan y muestran el del año anterior, y el reportero interperente que frente a las cámaras y en vivo obliga al dueño de la pequeña tienda que le dé un descuento a los televidentes, justa retribución por el espacio publicitario que fue entregado tan generosamente; en los diarios repiten lo mismo que en las noticias y agregan un pequeño artículo en donde hacen el vilipendiado concurso del mejor pan de pascua de la ciudad, y vemos en la foto a los mismos vejetes de siempre con el mostacho cargado de fruta endulzada y las papadas llenas de bultos de harina y escencia de vainilla, rollizos jurados pretendiendo para la foto degustar con 3 estrellas Michelin y elegir ganador al pan de pascua que, curiosamente, tiene su publicidad dos páginas más adelante; en otro sentido, los canales empiezan a hacer los famosos recuentos de lo mejor del año, los mejores chascarros, las mejores novelas, los mejores programas, los mejores animadores, los mejores comerciales, las mejores modelos, los mejores videos de humor del viejito pascuero, los mejores goles, los mejores mejores entre tanta burrada, lo cual al final es una linda autopropaganda y una autolamida de trasero publicitario para elegir lo mejor de ellos mismos y decirle a la gente que los sigan viendo el próximo año; no falta el mensaje del cura de capilla pituca diciendo que lo más importante de la navidad es el nacimiento de Jesús, mientras sus feligreses se pasean en el mall más exclusivo para comprarle un regalo para entregárselo después de la misa de gallo; en el noticiario de turno sale el ministro del trabajo mostrando su vocación de servicio público al decir qué días se pueden trabajar y los que son feriados irrenunciables, y que poco menos él se va a pasear por La Unión para ver si en el supermercado se cumple la normativa vigente; en la calle la gente gorgotea por las esquinas comprando en el celo navideño para después decir frente a los demás que lo que importa es el cariño y deseando por dentro que todos los regalos invertidos digan te quiero lo suficientemente fuerte para quedar como la dinastía; en fin, podría seguir y seguir pero no es esa la idea.

Mucho se habla en estas fechas sobre el real sentido de las fiestas de fin de año, muchos repudian la navidad por su significado religioso, otro realzan su significado religioso y repudian el consumismo salvaje y aún así hacen regalos, y es que al final, como se dijo por ahí, esto de la navidad parece ser un contrato social no opcional al cual todos debemos rendir algún tipo de pleitesía, el tema parece subyacer en la justificación de la misma, si es religiosa, si es consumista, si es pragmática, o si es pura conveniencia, para que al final, podamos dormir tranquilos la noche buena, ¿es necesario ser amargado y no hacer absolutamente nada? Creo haber resuelto este enigma social, y a continuación les entrego mi propuesta.

De partida hay que empezar a separar las cosas, una cosa es la navidad propiamente tal, el nacimiento y la fiesta religiosa, y otra cosa es al año nuevo, el cual no tiene ninguna relación directa con la navidad, salvo su unión en las tarjetas envueltas en clichés que rezan interminablemente "Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo", y es que esto se debe a una circunstancia de fecha (independiente de que la navidad sea el 25 de diciembre por las fiestas paganas del Solsticio de Inverno occidental), ya que podría haber sido en cualquier fecha, sin perder en consideración de que en otras culturas el año nuevo se celebra en base a otros calendarios, como es el caso de China y de El Tíbet, quienes se salen del marco occidental del año nuevo navideño. Cabe recalcar que hay un sinnúmero de etnias que celebran sus años nuevos en otras fechas y que al final este pareciera tener sólo una similitud, la cual nos dice que el año nuevo es una nueva oportunidad de empezar, cambiar los muebles de lugar, querer que las cosas cambien, dar vuelta la página y estar feliz por estar un año más juntos a aquellos que queremos. La fiesta de año nuevo, creo yo, sería mucho mejor vista si no coincidiera con la navidad, porque igual es un poco freak darse el abrazo junto a una rama de pino plástica, símbolo de la perenne capacidad del plástico de superar al tiempo y a nosotros mismos. 

Creo en lo personal que hay que tomarse este cuento con un poco de liviandad sanguínea, uno puede despotricar todo lo que quiera, pero hay cosas que es necesario celebrarlas, y tal como se hizo en el concilio maldito, nosotros podemos quitarle lo sagrado a este asunto y disfrutar lo profano por lo que puede significar para nosotros, disfrutar la compañía y entregar un regalo no porque unos compadres viajaron para hacerlo, sino en señal de agradecimiento por estar juntos este año tan tornasol, demos vuelta la página del año viejo juntos y con un abrazo hagámosle frente al nuevo, a mi me gusta el año nuevo, es como cambiar los muebles de lugar y sacar la ropa de verano de las maletas, comprar un poco de naftalina para que las polillas no se coman los abrigos. Es como terminar un libro y mirar la biblioteca para elegir con cual empezar, te regalo mi compañía y mis malos consejos, da lo mismo el árbol de navidad, da lo mismo el pan de pascua, cambiemos el sentido del asunto y celebremos lo que queramos, no voy a perder tiempo pensando las argumentaciones para justificar por qué no celebrar la navidad, le voy a cambiar el significado y ustedes hagan lo que quieran.

Feliz Comienzo Nuevo.-

jueves, 5 de diciembre de 2013

¿La ignorancia es la felicidad?



Por lo general cuando escuchamos esta frase se refiere al contexto emocional, el cual indica que las personas que tienen una capacidad intelectual inferior capean los problemas emocionales de mejor manera, ya que el análisis que se hace de las situaciones es menos pulcro y más breve, por lo cual los problemas se desvanecen con mayor facilidad.

No es mi trabajo empezar aquí a defender posiciones pre-existentes, sin embargo me sirvo de la prédica anterior para dejar en claro el punto de esta entrada.

Para empezar vamos a delimitar un poco el (multi)-vocablo ignorancia, el cual nos puede llevar a ciertas confusiones, así, independiente de las definiciones que pueda tener cada uno, trataremos de hablar todos el mismo idioma, así pueden entender mejor a lo que me refiero. El problema de la inteligencia siempre ha sido complejo, se puede confundir con rendimiento escolar, con memorización, con la capacidad de resolver problemas (a varios les gusta hacer gárgaras con esta definición), entre otras, aquí simplemente me referiré a la ignorancia en dos sentidos, en el sentido del desconocimiento de algo, y en el sentido de la observación social y la toma de decisiones que uno pueda hacer basado en esta observación; la primera es bastante simple, se refiere a no saber algo por no tener la información, algo parecido a "ojos que no ven, corazón que no siente", no saber que no se puede hacer tal o cual cosa en tal contexto, no saber qué hacer etc., y en segundo lugar se refiere a la capacidad de las personas de poder tener plena conciencia de su hábitat y poder tener en cuenta factores externos a la hora de actuar, esta ignorancia se puede superar de distintas maneras y de distintos enfoques, uno puede ser la educación, pero otro puede ser el conocimiento y la observación detallada, pero más que todo y sin ser excluyente, diremos que hay que tener las ganas de entender, teniendo las ganas lo demás es sólo cuestión de tiempo.

La ignorancia es la felicidad, ¿felicidad para quién? La ignorancia es la felicidad para aquel que ignora, ¿eso quiere decir que para ser feliz tengo que ser ignorante? En efecto. En términos prácticos si nos atenemos a la definición popular de este dicho, si un problema emocional va a tener menos duración por mi ignorancia (lo que conlleva el no sobre-pensar tanto las cosas), obviamente es mejor ser ignorante que ser un genio de la psicología, tremendo farullo tener que hacer un análisis psicológico de los problemas, el algo que justamente le desearía a mis peores enemigos, ese insomnio, esa preocupación latente, esa incertidumbre, perfecto.

Pero parece raro, ¿acaso no es mejor estar "educado"? El común de la gente diría que si, pero pareciera que nos quieren hacer creer lo contrario. ¿Quién se beneficia realmente de esta ignorancia? ¿es realmente bueno que la persona no sobre-piense los problemas? Obviamente estamos hiperboleando un poco las cosas para que los ejemplos sean ilustrativos, pero es verdad que a veces uno sobre-piensa las cosas, pero es necesario hacer una salvedad, una vez que los no-ignorantes solucionan su problema las posibilidades de que surja un nuevo problema tienden a cero, y la cantidad de problemas son inferiores, y podemos decir que sus contrarios si bien tienen un periodo más corto de trabajo en la solución, sus problemas son mucho más numerosos*.

Sin embargo estamos mal, la ignorancia no es la felicidad en ningún sentido. Yo siempre he pensado que los dichos populares son dignos de análisis, pero hay algunos que ya están medios anacrónicos, este es uno de ellos junto con "quien te quiere te aporrea", dicho que valida el maltrato entre personas que se tienen afecto. Sin embargo puede que el dicho tenga razón, sin embargo habría que cambiarle el contexto (quizás su real contexto), la ignorancia es la felicidad pero no para la persona, sino para quienes se puedan aprovechar de la ignorancia ajena, así la ignorancia del compadre que compra un auto que está malo por dentro y se lo venden como nuevo es para el vendedor, caveat emptor.

¿La ignorancia es la felicidad? Parece que si, sobre todo en periodo de elecciones, la ignorancia al votar en desconocimiento de las reales intenciones de los candidatos nos deja la conciencia tranquila, porque pareciera que estamos haciendo bien, sin embargo nos están metiendo el medio chirimoyo.

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* La idea de esta entrada no es hacer un análisis estadístico de la duración y/o cantidad de problemas que puedan existir en tales o cuales personas, sólo hacer un comentario sobre algo que parece común en la vida de cada uno, puede que los datos no coincidan con lo que se plantea acá, mas eso no es lo importante, sino el origen del dicho y sus pros y contras.